Que hermoso es pensar que nuestro Dios es nuestro guardador qué cuida de nosotros desde el momento en que somos procreados.
En ocasiones cuando acampamos de noche en algún bosque y salimos a caminar en medio de la noche los niños podrían experimentar algún temor al escuchar los ruidos de la noche. Pero cuándo sus padres le hablan y le dicen todo está bien, el niño se tranquiliza porque siente la seguridad de los padres que lo cuidan y lo protegen.
De la misma manera hay momentos en nuestras vidas que pudieran parecer momentos obscuros y de temor. Cuando nos enfrentamos a situaciones inesperadas que nos causan miedo, incertidumbre o dolor. Es en ese momento donde debemos sacar la mirada de nosotros mismos y debemos ubicar nuestra mirada en nuestro Padre celestial que nunca nos abandona y siempre cuida de nosotros.
Que hoy puedas confiar en la protección de Dios y que la paz que el nos dá inunde tu corazón.
Wanda
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