jueves, 12 de octubre de 2017

Un cambio de enfoque parte 1

Saludos a todos y bendiciones en este nuevo día que Dios nos ha regalado. Existen momentos en nuestras vidas que al analizarlos vemos que ha llegado el momento de cambiar nuestro enfoque. Por mucho tiempo viví cada segundo, minuto, hora, día, mes y año enfocándome en como solucionar un problema laboral que estaba atravesando. No se como llegué a ese punto pero la realidad era que no existía un segundo de mi vida en el cual no pensara en esa situación y como poder solucionarla. Pero al final del camino no estaba bajo mi control y yo no podía cambiar la mentalidad de una supervisora que parecía sentir odio hacia mi persona. Sufrí y lloré por algo que no estaba bajo mi control. Me castigué a mi misma afectando mi salud por una situación que yo no podía cambiar pues yo no puedo controlar los actos de otros seres humanos. Mientras todo eso ocurría pasaban los días y yo los perdía envuelta en una lucha que jamás ganaría porque no tengo el control de las actuaciones de los demás.


Con el pasar del tiempo esa experiencia laboral aterradora llegó a su final. Llegó un nuevo supervisor al área con el cual mantuve una buena relación laboral. Pero la vida comenzaba a facturarme mi error. Al intentar recordar momentos agradables vividos en esos años simplemente eran muy pocos porque me había desconectado durante ese tiempo de mi vida para enfocarme en lo que yo entendía necesitaba solucionar en mi vida para ser feliz que era mi situación laboral y lo cual en tu vida puede ser otra cosa. Como consecuencia a que había perdido esos años de mi vida enfocada en un problema mi salud se había visto afectada de manera irreversible, mis convulsiones habían aumentado de forma impresionante lo que llevó al equipo profesional a pensar que no había forma de cambiar el panorama y como consecuencias de esa situación no podría volver a trabajar ni conducir un automóvil.


El problema laboral se había solucionado pero ahora tenía un problema de salud incurable. No podría ejercer mi profesión y tenía que depender de otros para poder movilizarme. ¿Qué sucedió en ese momento?


Ya no estaba enfocada mas en mi problema laboral pero comencé a enfocarme en mi problema de salud y ya no era el problema laboral el que me estaba quitando mi paz, m tranquilidad y mi felicidad era el problema de salud y no existió un segundo, minuto, hora y día en el cual no pensara como resolver esa situación. Intenté muchos medicamentos e incluso una operación pero nada parecía dar resultado. Luché con mi Dios, mi autoestima se afectó llegó un momento en el cual comencé avergonzarme de la situación que estaba viviendo. Me pregunté para que había invertido tantos años haciendo una carrera profesional si ahora no podía ejercerla. Cuando mi esposo tenía reuniones profesionales yo me avergonzaba hablar de mi enfermedad y el porque no podía trabajar. En ese momento hubo muchos que no perdieron la oportunidad de ponerme el pie encima para humillarme y hacerme sentir rechazada. Fueron muchos los que me negaron un favor, aun ofreciéndole dinero a cambio del favor me contestaban no y de esa manera me dejaron inmersa en la mas grande de las soledades la cual nadie que no la haya experimentado la puede entender tan solo podría imaginarla. Mi esposo tenía que cumplir con el trabajo, nuestros hijos y servirme de chofer para mis gestiones hasta el  punto que su cuerpo no aguantó mas y llegó el día en el cual casi infartó, comenzando hacer medicado. En ese momento sentí que había sido mi culpa por no haberlo podido ayudar aumentando mi dolor, mi frustración hasta un punto que llegué a convulsar veinte seis veces al mes y mi obsesión por superar esa enfermedad parecía estar enterrándome viva. La única familia que tenía en ese momento a mi lado me dio completamente la espalda. Ya no era el problema laboral ahora era el problema de salud pero ese tampoco estaba en mi control.


Nuevamente me encontraba luchando por solucionar un problema que no estaba en mi control y nuevamente los años seguían pasando por encima sin que yo viera toda las bendiciones que mi Dios me estaba dando pues me encontraba enfocada en el problema. Hasta que llegó el momento de decir basta ya y decidir no enfocarme mas en los problemas y comenzar a enfocarme en las bendiciones. No enfocarme mas en el problema sino en Dios. ¿Qué sucedió entonces? ¿Como cambió mi vida? ¿Cual fue mi nuevo rumbo? De eso estaré hablando en la próxima semana. Pero algo te puedo decir no importa cual pueda ser tu situación ese no es el fin. Recuerda que llegarás hasta donde quieras llegar y que al salir de la prueba serás una persona mas fuerte y capacitada para el éxito. Recuerda que el oro se pule en el fuego y que si te pones en las manos de Dios que es el mejor de los alfareros el hará contigo grandes maravillas las cuales nunca pasaron por tu mente. Para aprender a valorar las grandes cosas de la vida tienes que haber visto el lado malo de la moneda. Son muy pocos aquellos que sin haber pasado la prueba valoran una bendición. Que Dios te bendiga y te guarde y haga resplandecer sobre ti su luz. Levanta tu rostro , cambia tu enfoque y continua tu camino.


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